Salimos de Tirana, la capital de Albania, en dirección a Berat, ciudad también conocida como la «Ciudad de las Mil Ventanas» y que se sitúa a algo más de 100 kilómetros al sur de la capital. Era nuestro punto de parada antes de llegar a la tan esperada… ¡Grecia!
Cómo ir de Tirana a Berat
A ser sinceros, no resultó nada fácil llegar hasta la ficticia “estación”, para coger el autobús que nos llevaría hasta Berat. Sí, ficticia porque la verdad es que parece que no existan las estaciones de autobús en Albania. Seguimos las indicaciones que la chica del hostel nos indicó en el mapa, hasta ver lo que supuestamente nos dijo que teníamos que ver y llegar a una especie de parking descubierto. Allí no había ni autobuses, ni paradas, ni tu tía la de Granada, solo un guardia dentro de una garita que nos dijo que nos esperáramos cerca de la carretera que pronto pasaría un autobús…
Pasaron algo más de 5 minutos cuando el hombre vio llegar uno a lo lejos. El primero que pasaba desde que estábamos allí, y haciendo señales con el brazo, consiguió hacer parar al conductor. «This bus, OK» decía el guardia. Cris y yo nos quedamos mirando como diciendo… nos está tomando el pelo. ¿Enserio?
Para que os hagáis una idea y situaros, el autobús paró en la carretera que hay justo en el lateral de un curioso edificio, que a diferencia de la «estación», sí que estaba bien indicado y señalizado (entiéndase ironía con las flechas pintadas). Se gastaron el presupuesto en pintura para hacer esa obra de arte y no les llegó para poner un palo que pusiera «Bus Stop».
Madre mía, ¿y cómo sabíamos nosotros que justamente era ese el que nos llevaría a Berat? No había letreros, el conductor no hablaba inglés y nosotros ya estábamos con el culo pegado en el asiento, sin saber realmente el destino, pero no había vuelta atrás.
Llevábamos ya unos cuántos viajes en autobús a nuestras espaldas, pero era la primera vez que nos subíamos a uno sin tener la más mínima idea del trayecto que hacía ni del destino al que iba. Para que os hagáis una idea fue del rollo “espera que te paro un autobús aquí en medio de la carretera y te subes”. Así. Tal cual. Pero bueno, no hay nada como confiar en la buena gente local, otra de las lecciones que solo aprendes cuando viajas.
La cuestión es que ya estábamos de camino hasta que a mitad de trayecto… ¡nos asaltan! Subieron 5 tíos llenos de cajas vendiendo patatas, palomitas, bebidas, pastas, etc… vamos, que me río yo de lo que hay en las estanterías del Mercadona.
A los dos minutos y después de haber hecho caja, se bajaron. El conductor siguió de nuevo y nosotros también seguimos, pero alucinando. No me preguntéis el por qué, pero por un momento me recordaron a los azafatos de una compañía low cost cuando pasan ofreciendo el “rasca y pierde” pero al estilo albanés, por supuesto, que mola más.
Y fíjate tú, cosas del destino, el autocar que ese guardia paró en mitad de la carretera, llegó a Berat, la Ciudad de las Mil Ventanas. Eso sí, 3 horas y media para hacer 140 kilómetros. Los transportes por estos países son bastante lentos, así que si quieres hacer una ruta por los Balcanes y no dispones de mucho tiempo, la mejor opción es alquilar un coche.
Como ya nos pasó en Ohrid (Macedonia), no habíamos bajado todavía del bus y un hombre mayor ya nos estaba ofreciendo su casa por un módico precio, pero ese día no estábamos por la labor de ir detrás de nadie, así que decidimos buscar un hostel y apañarnos sin depender de nadie.
La oferta de alojamientos en Berat es bastante escasa. Un hotel, un par de Guest House y un hostel que vimos que se anunciaba en un letrero, el Berat Backpackers Hostel, al otro lado del río Osum, el río que cruza la ciudad. Al menos el nombre pintaba bien. El del hostel, no el del río. Al llegar nos recibió una chica muy agradable y el sitio parecía genial. En un principio solo dijimos de quedarnos una noche, pero con lo que vimos durante todo el resto del día, fue suficiente.
Así que después de dejar el tema del alojamiento listo, volvimos a cruzar el puente para llegar al otro lado de la ciudad, que es donde encontramos lo poco que hay que ver en Berat.
Para situaros un poco, Berat es una importante ciudad histórica y cultural y una de las más antiguas de Albania. Fue fundada en el siglo IV a.C. por los ilirios y es considerada como una ciudad-museo declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En ese momento no nos pareció para tanto e incluso nos resultó difícil encontrarle el encanto. Con esto no quiero decir que no lo tuviera, pero lo tenía bastante escondido. Lo que más nos sorprendió fue el hecho que estuvieras donde estuvieras, la ciudad te estaba observando en todo momento sin quitarte “los ojos” (las ventanas) de encima, de ahí el nombre de la Ciudad de las Mil Ventanas.
Es cierto que es una ciudad increíblemente tranquila y que a nuestro parecer se asemeja muchísimo más a un pueblo que a una ciudad. Quitando a unas pocas personas que había en una parada callejera con cuatro frutas y verduras, al principio nos cruzamos con poquísima gente local, por no hablar de turistas que estaban visitando la ciudad.
Lo que estaba claro es que el tiempo que íbamos a estar en Berat, lo teníamos que aprovechar e intentar descubrir esos bonitos rincones que ofrecía.
En toda la ciudad podemos diferenciar 3 barrios tradicionales. Uno es el Mangalem, el barrio musulmán que se encuentra a un lado de la colina, justo debajo de la fortaleza. El Kalasa, es el barrio de la ciudadela y el barrio de Gorica, es el que se encuentra al lado opuesto de la ciudadela, cruzando el río Osum y donde se encontraba nuestro hostel. En la continuación de Mangalem empieza el bulevar Republika, donde encontramos la zona más moderna de la ciudad.
Qué ver en Berat
Berat no es una ciudad donde haya atractivos turísticos como para escribir un libro. Para nosotros es un lugar más paisajístico y para descansar y desconectar totalmente del mundo, que no para disfrutar de sus monumentos, la mayoría de ellos de motivo religioso-cultural. Pero ya que estábamos intentamos ver algunos.
La iglesia de San Miguel
Lo primero que hicimos fue subir hasta la mitad de la colina donde se encuentra la iglesia de San Miguel justo debajo de la ciudadela. Después de una dura subida (nada comparado con la subida para llegar a la fortaleza) y sudando como pollos, nos encontramos con un chico en la puerta del recinto que nos dijo que no era gratuito, nos pedía al cambio 3€ a cada uno. Seguramente hacía mucho tiempo que no veía a ningún turista y quiso hacer la gracia con nosotros… Como a nosotros gracia nos hizo poca y no estábamos dispuestos a gastarnos 6€ por entrar a una iglesia, por el mismo camino que llegamos, nos fuimos. El chico enseguida vino detrás nuestro preguntándonos que de donde éramos, etc… total, que nos dejó entrar y hasta nos explicó un par de cosas sobre el lugar.
La pequeña iglesia de San Miguel data del siglo XIII, con la particularidad que está construida bajo una gran roca. A ésta le acompañan dos monasterios todavía más pequeños. Nada especial ni fuera de lo normal. Lo mejor, las vistas que tuvimos desde esa zona.
La mezquita de los Célibes
Al bajar pasamos por delante de la Mezquita de los Célibes, construida durante la primera mitad del siglo XIX para servir al gremio de solteros. La mezquita se compone de la sala de oración, un pórtico con arcadas que se apoyan sobre unos pilares de piedra y el minarete. En la parte superior de su fachada todavía conserva algunas pinturas de los años 1827 y 1828 que combina elementos florales y arquitectónicos.
El antiguo Palacio de Pasha
Parte de lo que queda del antiguo complejo del Palacio se ha conservado para destacar la grandeza que tuvo su momento. De la estructura de piedra que se puede ver actualmente destacan sus arcadas y los pilares de piedra monolítica. Este antiguo Palacio demuestra la elegancia arquitectónica que tenía en el pasado y salta a la vista por su construcción en piedra tallada.
El Castillo de Berat
La Fortaleza de Berat o Ciudadela, es el mayor atractivo tanto de carácter histórico como cultural que podemos encontrar en esta antigua ciudad. Su origen se remonta en el siglo IV a.C. cuando era la fortaleza de los ilirios, aunque fue demolida por los romanos un siglo después y reconstruida en el siglo VI. Se alza sobre una colina a más de 180 metros de altura. Desde su origen ha sufrido algunos cambios con el paso de los años, como cuando los turcos la adaptaron para el uso de artillería.
La fortaleza tiene un total de 24 torres y en la Edad Media dentro de las murallas hubo hasta 32 iglesias ortodoxas que fueron destruidas con el paso del tiempo.
Actualmente, además de pasear rodeados de casas tradicionales de la época otomana, se encuentran 8 iglesias, la iglesia de San Constantino y Helena, la iglesia de Santa María de Vilaherna, la de San Nicolás, Santa Trinidad, San Jorge, San Demetrius, la de los Evangelistas y la de San Teodoro. También se encuentra la Catedral de Santa María de finales del siglo XVIII y que en su interior alberga el Museo Onufri, dedicado al famoso pintor albanés que le da nombre al museo.
A pesar de que la mayoría de la población era cristina, se construyeron dos mezquitas, la Mezquita Roja y la Mezquita Blanca, ambas del siglo XV, son otros de los edificios que se conservan en el interior de la fortaleza.
Hay algunas familias que todavía viven en el interior de la fortaleza y alguno de los locales con los que te vas cruzando se acercan a ti para preguntarte si quieres que te hagan un recorrido guiado, a cambio de dinero, claro. Las vistas que tenemos desde el mirador de la Fortaleza son increíbles, se puede ver absolutamente toda la ciudad.
Una vez visitada la fortaleza, bajamos y nos fuimos hasta el Bulevar Republika, la parte más moderna de Berat. Edificios, un par de colegios, tiendas de ropa y alimentación y algún que otro supermercado es lo que llegamos a ver antes de que se hiciera de noche.
Aprovechamos para comprar en una de las tiendas para cenar en el hostel, que por lo que pudimos comprobar, estaba mucho más animado que la propia ciudad. Tan animado estaba, que cuando nos íbamos a ir a dormir, uno con los que compartíamos habitación, llegó el punto que se bebía hasta el agua de las macetas y acabó vomitando. Le comentamos a la chica sobre la situación y en pocos minutos nos cambió a una habitación privada con terraza por las molestias.
Últimas horas en Berat y rumbo a Atenas
Era nuestro segundo día en Berat y no fue hasta un poco antes de comer que supimos que eran nuestras últimas horas en territorio albanés. Como la pequeña ciudad de Berat se puede ver perfectamente en un día, salimos del hostel por la mañana en busca de alguna agencia que vendieran billetes para ir hasta Atenas. Si había algún bus que saliera esa misma tarde, perfecto, sino teníamos que quedarnos otro día más en Berat y esperar al día siguiente.
Entramos en una agencia que parecía bastante normal dentro de lo que cabe, aunque la respuesta fue negativa. Nos dijeron que para ese mismo día ya no habían plazas, pero que a la mañana siguiente, a las 04:30h salía un autobús. Por supuesto que ese no nos iba nada bien, así que fuimos en busca de otra agencia. Entramos en otra por probar suerte, aunque por fuera parecía de lo más pirata y por dentro era un simple local vacío, una mesa, un ordenador que no sé ni si lo tenían enchufado, cuatro sillas, un par de catálogos de Mallorca, tres albaneses y nosotros dos… La sorpresa es que nos dijeron que sí que tenían billetes para esa misma tarde a Atenas, pero como nos lo dijeron con un albano-inglés bastante raro, cogí un mapa y les señalé bien donde queríamos ir. “Yes, yes, Athens”. Así que pagamos los 25 euros que valía cada billete para dejar el tema cerrado.
El autocar salía a las 5 de la tarde, así que todavía teníamos bastante tiempo y nos fuimos tranquilamente a comer al mismo restaurante que el día anterior. Cuando acabamos de comer, volvimos al hostel a por nuestras mochilas y nos presentamos media hora antes delante de la agencia, donde supuestamente un autobús nos vendría a recoger. Al final, con un poco de intriga, pero llegó. Eso sí, en vez de un autobús era una camioneta reconvertida en minibus, pero también tenía ruedas y el motor arrancaba.
Hicimos un tramo de unos 40 kilómetros por un camino que parecía un campo de minas, saltando dentro del minibus. Resultó hasta divertido, aunque hubo un momento que el asfixiante calor y un camino de tierra y polvo se encontraron, para que abriéramos las ventanas y nos rebozáramos todos. Una hora después de dejar el techo de la furgoneta abollado con la forma de nuestras cabezas, nos dejaron en un área de servicio, esperando a que esta vez sí, un autobús grande viniera a recogernos para llevarnos hasta nuestro siguiente destino, la capital griega.
Consejos para viajar a Berat
Cómo llegar a Berat
Llegamos a Berat desde Tirana en autobús. Como te hemos explicado, los billetes se compran en el mismo momento que subes al bus.
Si llegas a Albania en avión, te recomendamos que vueles hasta Tirana. Una vez en la capital albanesa te será mucho más fácil ir hasta Berat. Aquí puedes encontrar vuelos baratos a Tirana.
Alojamiento en Berat
Nos alojamos en Berat Backpackers Hostel, un albergue situado en el barrio de Gorica, a 15 minutos a pie del centro de la ciudad. Tiene dormitorios y habitaciones privadas, cocina, jardín y bar. Si prefieres otro tipo de alojamiento, aprovéchate de las grandes ofertas y descuentos aquí.
Cómo moverse en Berat
La ciudad es muy pequeña, y todos los imprescindibles que ver en Berat se encuentran en el centro de la ciudad y en los alrededores, por lo que se puede visitar fácilmente a pie. Si tu idea es hacer una ruta por Albania, una buena opción es alquilar un coche y viajar por tu cuenta.
Cuántos días estar en Berat
Te recomendamos pasar mínimo una noche para disfrutar tranquilamente de la ciudad, pero si no dispones de mucho tiempo, puedes hacer una excursión a Berat desde Tirana de 1 día.
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