Nuestra aventura turca empezó al subir al avión. Volábamos con la compañía Turkish Airlines, y nos sorprendió por su servicio, comodidad y calidad de la comida. La mejor compañía en que hemos volado hasta el momento. Al llegar al Aeropuerto Internacional Atatürk nos estaba esperando el transfer que nos llevaría directamente a nuestro hotel, muy cerca del centro de Estambul.
Una vez listos con nuestras mochilas a la espalda, salimos a hacer el típico reconocimiento de la zona y a coger fuerzas porque íbamos a estar el resto del día pateando la ciudad hasta bien entrada la noche. En su avenida principal hay cientos de puestos y restaurantes que se come muy bien, muy bueno y muy barato. Los dos comimos por 12 liras turcas (unos 4€) , 2 dürüm döner + patatas + bebida.
Estambul es una ciudad grande, pero si de verdad la quieres conocer a fondo y eres de los que te gusta meterte por todas las calles, recomendamos desplazarse a pie por toda la ciudad. Nosotros no llegamos a coger ni un sólo transporte público. Además es una ciudad que nunca duerme, siempre hay movimiento y muchísima gente por sus calles así que es bastante fácil integrarse con la gente local.
Después de comer, nos dirigimos a visitar la gran Mezquita Azul (Sultanahmed Camii) construida entre el 1609 y el 1616. Espectacular por dentro y por fuera, donde sobresalen sus imponentes seis minaretes. La entrada es gratuita, pero durante las horas de culto la mezquita está cerrada al turismo. Es recomendable llevar ropa apropiada y descalzaros para poder entrar. Para las chicas, llevar cualquier tipo de pañuelo para cubrir el pelo o en todo caso os dejan uno allí mismo.
Después de salir con la boca abierta de esta maravilla, nos adentramos al Parque Gülhame, el parque más antiguo de Estambul y situado a los pies del Palacio de Topkapi. Un buen sitio para perderse y relajarse de la alocada actividad que se respira en la ciudad.
Unos 20 minutos andando y ya estábamos en el famoso Puente Gálata. Se encuentra en un lugar conocido como el «Cuerno de Oro» y es todo un símbolo ya que une la vieja Estambul con la zona más moderna. Realmente nos impactó el hecho de ver a cientos y cientos de personas pescando, así que no es de extrañar que en la parte inferior del puente donde se encuentran varios restaurantes, sirvan los pescados más frescos.
Cruzando el puente mientras esquivábamos a los pescadores, no sin dificultades, nos dirigimos hacia la Torre Gálata, aunque la visitaríamos al día siguiente ya que llegamos 15 minutos antes de que la cerraran…
A la mañana siguiente, un sonido atronador nos despertó bien pronto, serían como las 5 o 6 de la mañana y creíamos que estaban desalojando el hotel… ¡o la ciudad entera! Por suerte sólo era la primera de las 5 oraciones diarias que hacen los musulmanes y que resuenan por los altavoces de todos los minaretes de la ciudad. Visto que podíamos seguir durmiendo dos horitas más, aprovechamos, por que nos esperaba otro largo día de ver y visitar esta preciosa ciudad.
La primera parada, la Torre Gálata. Por 10 Liras Turcas/persona (3,40€) pudimos disfrutar de la mejor y espectacular vista de Estambul que ofrece una de las torres más antiguas del mundo. Una visita imprescindible para contemplar una estampa difícil de olvidar.
Bajamos de la Torre Gálata una vez más con la boca abierta y casi sin poderla cerrar nos adentramos en otro mundo. Un mundo en el que se accede a través de 22 puertas y tiene más de 58 calles y 4.000 tiendas. El famoso Gran Bazar de Estambul, uno de los más grandes y antiguos del mundo. Hay cifras que apuntan entre 300.000 y 500.000 visitantes diarios y más de 20.000 trabajadores… ¡algo fuera de lo normal!
Destaca la venta de artesanía, joyas y ropa principalmente. (Aunque creemos que si no hay algo en el Gran Bazar es que no existe jajaja)
Es un lugar perfecto para poner en práctica nuestras habilidades en el mundo del regateo y sobre todo para hacer las compras de Navidad para toda la familia, (hasta al vecino que te cae mal le puedes comprar algo…). En sus mercados puedes encontrar imitaciones de las primeras marcas a precios muy baratos, bolsos, zapatos, polos, relojes, etc…
Parecía que no, pero pudimos salir de ese laberinto de miles de tiendas sin perdernos y con muchas ganas de comer un buen kebab, y aprovechando que estábamos en el conocido barrio de Beyazit, visitamos la Universidad de Estambul.
Ya por la tarde, fuimos a ver el famoso Bazar de las Especias, en la zona de Eminönü muy cerca del Puente Gálata. También se conoce como Bazar Egipcio, y dicho nombre proviene de cuando Estambul marcaba el final de la Ruta de la Seda y era el centro de distribución de toda Europa.
Los colores de sus especias y la decoración de las tiendas te dejan hipnotizado durante toda la visita. Es el mejor sitio para comprar dulces, frutos secos y otros productos típicos del país. Justo a la salida, nos encontramos con la Nueva Mezquita, merece la pena su visita y su entrada es gratuita.
El resto de la tarde aprovechamos para hacer lo que más nos gusta, perdernos por la ciudad y adentrarnos por sus misteriosas calles, hasta conseguir esa sensación de estar inmersos en un país con una cultura, religión y costumbres muy distintas a las nuestras. Por la noche tocaba relajarse y disfrutar de una rica cena en uno de los tantos restaurantes. De postre cogimos uno de los helados tradicionales. Solo por ver como sirven o mejor dicho, como juegan con la galleta y la bola de helado, ya merece la pena ¡unos artistas los tíos!
Al siguiente día, tocaba la visita al Palacio de Topkapi, pero antes paramos en una de las casas de cambio para tener algunas Liras Turcas más. Cambiamos 80€ que son unas 233LT y casi con ese dinero ya teníamos para pasar 2 días más en Estambul más 3 días en Capadocia.
El Palacio de Topkapi es una de las visitas obligadas si se va a Turquía. La entrada al Palacio son 25LT (8,45€) y la entrada al Harén, que va a parte, son 15LT (5€) (*Precios del 2012).
Posiblemente es la visita que más tiempo os llevará, ya que es un recinto de 700.000 metros cuadrados y en su interior alberga 4 patios además de varios edificios, como salones imperiales salas de armas, establos reales, el Tesoro, etc. Topkapi es el reflejo de la época imperial de Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano.
Después de 5 horas recorriendo todo el Palacio y sus exteriores, necesitábamos tomar un descanso y nos fuimos a una tetería cerca del Parque Gülhame donde estuvimos como dos horas en los sofás de la terraza con la típica cachimba, muy popular en Turquía. Nuestras piernas nos lo agradecieron muchísimo, ya que llevaban incontables kilómetros encima desde nuestra llegada a tierras turcas. Más tarde serían nuestros ojos quien nos lo agradecerían cenando con unas vistas espectaculares de la Mezquita de Santa Sofia toda iluminada.
En nuestro último día en la ciudad, antes de partir hacia la Capadocia, aprovechamos para hacer el crucero por el Bósforo. A medida que nos íbamos acercando a la zona donde los barcos estaban atracados, cada 10 metros nos asaltaban de varias compañías intentando vender su crucero, 5 liras arriba 5 liras abajo. Al final pagamos 10 liras cada uno (3,40€). El Bósforo es un estrecho que conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara y separa Estambul en dos partes, la europea y la asiática. El recorrido que hacía era de unas 3 horas entre ida y vuelta, y por ese precio nos pareció perfecto pasar la mañana viendo los atractivos que ofrece la costa del Bósforo. Durante el recorrido se pueden ver varios palacios como el de Dolmabahçe, fortalezas como la de Rumeli, casas de lujo y puentes espectaculares.
Ya otra vez en tierra y comidos, tocaba visitar el icono más representativos de Estambul, la monumental Mezquita de Santa Sofía. El precio de su entrada es de 25LT (8,45€). Fue iglesia del Papa entre los años 1204 y 1261, y convertida en mezquita por el Imperio Otomano en el 1453. Sus cuatro minaretes y su cúpula de más de 30 metros de diámetro son la imagen más famosa de la ciudad, y su interior con sus enormes dimensiones y decoración no dejan indiferente a nadie.
Al salir, nos sentamos a observar a gente local y a curiosos turistas mientras veíamos el atardecer entre Santa Sofia y la Mezquita Azul, algo digno de ver sin ningún tipo de prisa.
Al día siguiente nos íbamos 3 días a la Capadocia, pero antes pasaríamos por la ciudad de Ankara, para visitar el mauseleo de Atatürk.
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